La risoterapia es una estrategia o técnica psicoterapéutica tendiente a producir beneficios mentales y emocionales por medio de la risa.
Es importante aprender a reírse de uno mismo, de las capacidades limitadas del ser humano y de la vida.
La sociedad enseña a reírse de los demás en lugar de hacerlo con los demás. La risoterapia ayuda a desdramatizar las situaciones de la vida, desarrollando el espíritu competitivo y optimista. Por eso las personas que realizan risoterapia aprenden a tener una mejor visión de sí mismos, de su entorno y de sus posibilidades.
Lo básico que se debe hacer es reírse un minuto durante tres veces al día. Aunque eso parezca muy poco es lo esencial para que una persona tenga una mayor calidad de vida, siendo la risa la mejor medicina preventiva sin ninguna contraindicación.
Cuando reímos a carcajadas se activan entre 100 y 400 músculos. Porque la risa es buena para nuestra salud y no sólo en lo anímico. La risa tiene beneficios fisiológicos y por eso la risoterapia se puede utilizar como el motor de un cambio positivo en nuestras vidas.
Los principales beneficios fisiológicos de la risas son:
- Moviliza la columna vertebral, lo que ayuda a aliviar el estrés y los dolores de espalda.
- Fomenta la secreción de las denominadas hormonas de la felicidad: serotonina, dopamina, adrenalina y endorfinas que producen una sensación física de bienestar global.
- Cardiovasculares: mejora la tensión arterial y los procesos asociados.
- Pulmonares: al reír conseguimos el doble de oxígeno, una hiperventilación natural que favorece a todos los procesos del organismo.
La risa se emplea como una herramienta más y no como un fin en si mismo ya que facilita entrar en terrenos más profundos sin la resistencia que se podría dar en otros contextos terapéuticos.
Hay dos tipos de risa: la risa de descarga y la risa relajada.
En la risa de descarga reímos de lo que no nos permitimos normalmente: el poder, el dinero, el sexo y aquello que nos hace parecer tontos o estúpidos. La risa relajada es la más cercana a la felicidad, es una risa amplia y no es tan sonora, en ocasiones es como un suspiro.
Aunque la risa es contagiosa, existen ejercicios físicos que la promueven jugando con la respiración por ejemplo o con la emisión de sonidos.
También es posible trabajar sobre la risa interior a través de la meditación o técnicas psicológicas como los denominados ‘anclajes’ a través de los que se generan compromisos personales con uno mismo.